domingo, junio 20, 2004

Masoquismo a prueba de balas

"Todo el mundo lo sabe, Mei. La primera regla de los blogueros es NO ENTRAR MÁS A SU BLOG". Eso me dijo mi buen amigo Lulo (cuyo blog likearía, de no ser que lo cerró :/).
Rápido pantallazo de la situación: Marina de novia, enamorada, le cortan. Plum, se vino el mundo abajo. Como un barquito en altamar, Marina tiene altibajos: la pasa feo feo, se recupera, recae, se vuelve a levantar. Y ¡ZAS!, sólo entrar a su blog y leer el poste NO RECOMENDADO PARA MIELES (Marinas, dicho en criollo). JA:

"Acá te doy tiempo para dejar de leer.

Te sigo dando tiempo.

Bueno, yo te avisé. Empiezo"

Y no, nena, no. Claro que no iba a dejar de leer. ¿Te gustó otra en el pool? Está bien, es entendible. Me retumba, sí, pero lo entiendo. Y por otra parte, nada puedo hacer.
Me encaminé por la senda de la búsqueda de mi propio bienestar. Y si no puedo dar un parcial porque no puedo estudiar, NO PUEDO, y así es, después de todo soy un ser humano, y no se va la vida con tener que rendir un final. Aún así, pondré todo de mí en un último esfuerzo para dar bien mis parciales.
Venía bien, sí. Pasé el día con mi familia porque mi prioridad era estar bien, no estudiar para un parcial, cosa que por otro lado quizá no hubiera podido hacer. Y la pasé bien. Llegué y me iba a poner a estudiar. Chateamos, bien, y ya me iba a estudiar. PERO, ¡HOSTIA!, TENÍA QUE ENTRAR A TU BLOG.
Bueno, parafraseando a mi sobrinito de 3 años, me respondo sencillamente: TE JODÉS. (No piensen mal de mi sobrinito, por favor, que es una divinura.)
¿Y ahora? ¿Te llamo? ¿Y qué te digo si te llamo?
Está claro que no puedo hablar de cualquier estupidez con vos, pero tampoco puedo todo el tiempo hablarte de mi dolor.
Y puede representar un fulero contratiempo que leas mi blog, porque quizá no me siento libre de expresar lo que se me ocurra cuando se me cante. Pero quizá le sea beneficioso al amigo lector, que se ahorrará el tener que enterarse de mis miserias y mis llantos.
Bueno, basta. Y sí, recaigo nuevamente (sí, re-itero otra vez de nuevo). Te llamo.
"Hola, ¿está Isabel?"