domingo, julio 11, 2004

MONTAUK. Un post de carne y hueso

O, más propiamente, de tinta y papel.

4.40 am, madrugada de un sábado que ya terminó. Sentada en mi cama, Vivaldi de fondo, bajo mi cuaderno the "Initial training program: PARTICIPANT GUIDE" (ya asumí estar insoportable con el inglés, pero bueno, tomenlón como muestra de mi entusiasmo con este asunto).
Fui al cine con Victoria, podría decirse que amiga de la facultad. Vimos "El eterno resplandor de una mente sin recuerdos" (nombre un poco largo, sí). La recomiendo un poco. Vos, hermosa, me encantaría que la vieras, más que nada antes de leer este post. Me gusta el mensaje del final. Comentaré al respecto, y básicamente revelaré el final, de manera que aquéllos que no hayan visto la película y deseen hacerlo, NO LEAN.

A lo Chizita con su cuento de pool...

...comienzo a contar la película.

Es complicado narrarla por la forma en que transcurre toda ella. (pareciera ser que hoy día para ser original una película debe NO seguir la secuencia tradicional de hechos). Cuestión que chico conoce chica, historia de amor, un día él va a sorprenderla al trabajo y ella actúa como si no lo conociera. Más tarde él se entera de que ella no era feliz con él y había decidido borrarlo de su memoria, para lo cual asistió a un centro especializado en dicha tarea. Tras idas y venidas, decide él también borrarla a ella de su memoria. Mientras la borración está en proceso él se arrepiente, pero estando en sueños, como está, no tiene manera de frenar el asunto. Y entonces sobreviene una seguidilla de escenas que son todos sus recuerdos, que van desapareciendo, mientras él trata de escapar con ella, de encontrar algún lugar en su mente donde los borradores no puedan encontrarlos. Porque, claro, al despertar sería como si nunca se hubiesen conocido. Nota de Marina: tomar el camino fácil, no es mi estilo. Llevaré a cuestas mi mochilita llena de tristeza el tiempo que sea necesario, pero olvidar jamás.
Hacia el final del raconto de memoria, recordando la ocasión en que se habían conocido, ella le dice "Se está por terminar todo, ¿qué hacemos?" (o algo por el estilo, no recuerdo bien; quizá la pregunta la inventé). Y él contesta: "Disfrutemos". Nota de Marina: ANOCHECER EN VALPARAÍSO SOBRE EL "O" DE VERDEMAR.
Antes de que termine el sueño, es decir, antes de que ella desaparezca para siempre de él, ella le dice: "Encontráme en Montauk". Al llegar la mañana él se despierta, se dirige a su trabajo pero, mientras espera el tren, abandona repentinamente su andén, corriendo, para tomar un tren que ya partía hacia Montauk. No sabe por qué. En Montauk la conoce. (Nótese que la película comienza con él despertándose y yendo a Montauk sin saber por qué.)
Pasan sólo dos días tras conocerse y, por motivos cuya explicación harían demasiado extenso este punto, se enteran de que ya se han conocido, se han enamorado y su historia no ha tenido un final feliz. (Creo que la tan común y por bien tenida frase "final feliz" es un oxímoron: los finales de por sí me parecen algo triste.) Escuchan grabaciones de sí mismos diciendo "Soy Fulanito, vengo a borrar a Menganita" (y viceversa), y exponiendo los motivos por los cuales quieren excluir al otro de su memoria. Imaginen la situación: recién se conocen, todo el entusiasmo de persona nueva a flor de piel. Bomba total. Y es aquí donde aparece el mensaje que más valoro de toda la película, en su mismísimo final. Ella está en la casa de él, escuchando lo que él decía en la grabación, sobre ella. Se va, triste, enojada. Él la sigue:
- Esperá.
- ¿Qué querés?
- Que esperes... Esperá.
- Pero vamos a ser miserables, me voy a aburrir de vos, me vas a llegar a odiar... (resumiendo --> vamos a terminar como el culo)
Y él, condensando todo en una cuasi-palabra: "OK" (que puede ser traducido como "bueno" o como "está bien", y en este caso no me decido por ninguno). Un "OK" que acá escrito no dice mucho, necesita una actitud que lo acompañe. Ese "OK" pronunciado con esa actitud me dijeron: "No importa, como sea, quiero intentar, quiero conocerte, quiero vivir las miles de cosas buenas que vivimos juntos pero no nos acordamos. Sin importar cómo termine".
Victoria sostuvo, además, que tal vez no se repetía la historia, que quizás esta vez no terminaban mal. Y me hizo pensar algo incluso más esperanzador que aquello que antes dije. Ellos ahora tenían una ventaja: sabían que podían terminar mal, y sabiéndolo podrían poner todo de sí para evitarlo. Me parece un mensaje de lo más alentador.

Espero que aquéllos que decidieron leer a pesar de no haber visto la película, por los motivos que fuere, hayan entendido algo. Para Marina las 6.20 am ya son buena hora de dormir.

La próxima, "Todo me recuerda a ti", pero la vida sigue. Y una incomunicación llena de goteras.

Salud.