Todo me recuerda a ti
La cama de Victoria
Cabildo y Juramento, con su fotocopiadora de tasas brutas
El 60
El Burger donde nos conocimos (en cuya puerta el miércoles te compré un regalito)
Y tantas cosas más que ahora no me vienen a la mente, como obviamente sucedería. Resulta que recorrimos casi toda la ciudad juntas, y no hay lugar por donde pase que no me haga acordar a vos.
Y el sábado, charlando con Victoria en un bar de Cabildo y Juramento, mirar por la ventana equivalía a acordarme de vos. Pero cuando eso sucedía volvía la vista adentro, a Victoria, mi amiga, con quien charlaba de tantas cosas. Y pensé en contarle de vos, de nosotras, de mí. Pero no, si le cuento (y no se espanta) se convertirá en una persona más con la cual poder hablar de esto, y no es lo que necesito ahora, no es lo que me hace bien. Así no le cuento y puedo hablar de tantas otras cosas, y sí, tengo que disfrazar un poco la realidad cuando me pregunta por vos, pero qué le vamos a hacer.
Mientras decidía el destino de este post, me mandaste un mail. Y no voy a publicar al respecto, ni sobre lo que te respondí. Al público en general no le llegará más información que ésta.
Es notable el hecho de que no dejo de escribirte a vos. Muy notorio en este post. Nota a Marina: dejar de hacerlo.
Cuando pierdo el rumbo del post, miro el título y recuerdo el esbozo inicial de contenidos que planeé. Todo me recuerda a ti, y con eso tengo que seguir. Quiero aprender a disfrutar los recuerdos que aparecen sin cesar. De a poquito creo que avanzo en ese sentido. Es un largo largo trecho... lleva tiempo, como todo. A cada momento me convenzo más de que sólo el tiempo permite que las cosas se acomoden de la mejor manera posible. Hasta que nuevos desajustes y nuevas equilibraciones surjan, porque así funciona, las cosas no se quedan quietitas en su lugar, nunca. Muy Piaget :)
Voy a ir cerrando, mayormente por dos motivos: que debo ir a dormir y que ya estoy guitarreando.
Salud, amiguitos. Cuídense, quiéranse (suena muy Irma Jusid, pero igual haganlón).